Hay momentos típicos de los cuales NADIE se salva, ni tú, que te crees la gran vaina. Me he tomado la molestia de hacer una recopilación de situaciones inauditas, de esas que todos hemos vivido en el Metro y las cuales nos hinchan las venas cual Gokú. con diarrea. Voy:
- Un mocho delante de ti en la escalera, cuando estás apurado. Si es un anciano y tratas, muy amablemente, de decirle que mueve ese culo, te saldrá con algo como: “pero muchacho, respétame la edad”
- La coreografía que montas cuando alguien que está tan apendejiao entretenido como tú no se decide por cual lado caminar, entonces cuando él se va por la izquierda, tu también, y así se quedan, bailando tambor, hasta que uno de los dos revienta en cólera con un “coño, quítate nojoda”.
- Cuando vas a comprar el ticket del metro y llegan en manada los ancianitos que, por su condición, no hacen cola. Y claro, estás apurado, pero, son ancianos, hay que darle prioridad a ellos. ¿Verdad que si?
- El soberano idiota personaje que reproduce música a todo volumen con su celular a esas horas en las que nuestro humor detona con cualquier tontería. ¡Ah no! Pero el personaje en cuestión quiere que todos vean la marca de su celular y no conforme, que nos enteremos de sus jediondos gustos musicales. Porque siempre se trata de música hincha-ovarios. Sospecho que alguien de sentimientos malignos los contrata para hacernos infelices. (♪baby te quiero wuo wuo, baby te quiero wuo wuo ♫). Próxima estación: Apagaesamierda ¬¬’
- El retraso del Metro producido por algún raspa-yuca que pulsó el botón de emergencia por cualquier bobería tal como haber constatado que se pasó de estación. ¡Jehová, dame paciencia!
- Un bebé. Que lindo es un bebé, pero fuera del Metro, porque estando dentro… ¡nojoda! En vez de llorar, relinchan los coñuemadres.
- Por favor, hablemos un poco de la señora que no se da por vencida ante un ticket arrugado/mordisqueado/húmedo/quemado/destruido por la naturaleza/el bolsillo/la lavadora o ¡que se yo!. Es un ticket cuya condición de deterioro no le hace pensar a la doñita que jamás en la vida humana
- Hay una situación muy peculiar que últimamente se está haciendo más típica: el operador obstinado. No se en qué momento se les dió tanta confianza como para que se atrevan a usar frases como “quítense de la puerta”. Dónde quedó el “se les agradece a los señores usuarios no obstaculizar bla bla” y la demás palabrería que los hace parecer educados. Por lo visto ahora se fuman tres flores y se meten en esa cabina a descargar sus frustres con nosotros, los distinguidos señores usuarios.
- ¿Quién no ha sido víctima de un recostón? No te hagas. Aquí no hay mucho que aclarar, todos sabemos que un recostón consiste en roces imprudentes de un depravado señor tan agradable como una cría de murciélagos, en sitios donde el espacio físico se presta para ello. Lo interesante es la determinación con la que reacciones para poner en su sitio a Mr. Queso.
Esto fue todo (por ahora). Todos los días se ve algo nuevo.
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